martes, 10 de noviembre de 2015

la catalina y el agua (II)

Pero si había algo que ponía a todos de acuerdo era en decir que la Catalina estaba loca, aventá, decían todos, que es como dicen en mi pueblo a los que no están bien en sus cabales, y no digo yo que de joven no le notaran algo porque en el pueblo había mucha gente y cuando hay mucho de algo en cualquier sitio es muy necesario que todos se respeten unos a otros por lo menos en lo principal para que no se anden chocando como coches de feria, pero ahora, la verdad sea dicha, nadie puede decir quién está aventao en el pueblo y quién no porque al ser tan menguados cada cual obra como mejor le parece y días pasamos y no pocos que uno no se encuentra un alma y te vas a la cama sin haber cruzado una palabra con nadie, pero no tiene remedio porque la vida se ha puesto de esta manera y no hay quien la cambie, si uno quisiera cambiarla que tampoco está tan claro que la de antes fuera mejor aunque, como decía, todos estábamos obligados a ser normales.
La Catalina normal no fue nunca, dicen los que la conocieron de moza, aunque moza sigue porque después de lo que le pasó no encontró marido aunque era bien guapa, cuentan, incluso alguno anduvo hablando con ella pero les dio miedo y quién sabe si hasta ansias por haberle pasado eso tan feo que no se le hace a una mujer ni vieja ni joven y la Catalina era una chiqueja entonces fuerte y respingona, que por eso se les vino a las mientes aquella mala idea a esos dos desalmados de buscarla por el monte donde andaba con el ganado del padre, porque de las hermanas, que cuatro hembras eran en la casa del padre, era la que más valía y por eso era ella la que de amanecida subía ligera a soltar el rebaño para que se templara bien en las dehesas y en los mansos antes de que los otros pastores soltaran los suyos que para entonces la Catalina ya las había cerrado  y bajaba al pueblo a almorzar con un gavillón de leña a la espalda.

Si estaba loca o no antes de lo que le pasó ya nadie va a saberlo fijo pero ella cumplía con todo y si alguno hasta pensaba en casarse con ella muy aventá no estaría y que una cosa así a una mujer no se le hace aunque luego los llevaran a la cárcel y estuvieran siete años porque la que  pasa eso ya nunca deja que un hombre se le acerque aunque sea de buenas porque se le representa la cara de los que la atacaron aquella mañana junto al acirate de las viñas para su desgracia porque dicen que uno de los que la hizo eso la quería de verdad pero no se atrevía nunca a decirle nada porque la Catalina tenía una cara y un natural de niña todavía, aunque gastara cuerpo de mujerona, y las palabras se les quedaban atascadas en la garganta a los mozos y eso le debió de pasar al Valentín hasta que algo se le pudrió dentro y luego todo era mala sangre con ella hasta que reventó, que a lo mejor ni aún por eso fue, porque siendo como era ella,  de los que mejor iban en el pueblo, los había  que no  podían ver a su familia, aunque más hubiera movido a lástima por la mala suerte que se había cebado con ellos en los últimos tiempos, pero cuando los corazones se cierran a cal y canto ya no se encuentra la forma de volver a abrirlos y sólo gozan con el mal ajeno pero ya digo que la razón no la supimos ni nos la contaron nunca que al ser en el pueblo casi todos familiares no se podía ni mentar sin que alguno saliera a defender a unos o a otra.

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