lunes, 20 de mayo de 2013

respirando por la herida

alice miller es, fue, una polaca judía que, nacida en los años 30, estudió psicología e investigó las biografías de algunos monstruos del siglo XX, empezando por hitler.

quería entender no sólo el comportamiento, inicuo hasta más allá de todo límite, de los líderes, sino también las razones por las que millones de personas siguieron ciegamente y hasta sus últimas consecuencias la abyección de aquéllos. 

nadie parece haber dado una explicación plausible al estado de enajenación que dominó a tantos millones de alemanes durante muchos años y que sólo cesó con la derrota. 
ni los mismos alemanes parecen capaces de acusarse o perdonarse porque, simplemente, no entienden que personas como ellos se dejaran deslumbrar como chiquillos ante un  fanático con bigote y dotes de mando.

el tema es lógicamente tabú en alemania por la enormidad de los crímenes cometidos por gente como ellos, y, sobre todo, porque no entienden qué pasó entonces y, por lo tanto, saben que podría volver a ocurrir.

cuando alice miller estudió la vida de hitler, entendió la profunda enfermedad psicológica del fürher, consecuencia de las duras condiciones que le imponía un padre autoritario y cruel.

el que ha visto la película la cinta blanca, de michael haneke, ha pasado tres horas observando el horror de la educación de principios del siglo pasado en los países del norte de europa. ha visto el papel inapelable del padre, cuyo poder estaba más allá del juicio o de la justicia de los hombres, no digamos de las mujeres, y cuya arbitrariedad era absolutamente incontestada, incluso aunque se llegara al asesinato de los hijos o de la esposa.

alice miller también dedicó su tiempo al estudio de las personas maltratadas durante la infancia (analizó su propia infancia) y llegó a la conclusión de que casi todos nosotros lo hemos sido. cree que la estructura social que impera desde hace muchos siglos no permite otro trato que el maltrato. en una sociedad jerarquizada, masculino-dominante, brutal y violenta en todas sus apariencias, nadie llega a adulto lo suficientemente sano como para impartir una educación que no reprima y maltrate a los niños.

cuando unos padres comienzan la tarea de criar y educar a sus niños, o reproducen los malos tratos recibidos durante su propia infancia, o proyectan sobre sus hijos los problemas y traumas que arrastran desde entonces. es decir, todos respiran por su herida. lo que viene a decir que no hay remedio para una humanidad que no ha encontrado otro camino para evolucionar que la violencia y la polaridad en todos sus aspectos.

hitler era un enfermo que encontró la manera de satisfacer su delirio de imitación de su padre, de obtener la aprobación de su padre, a través de la infinita crueldad con los que no podían defenderse, como le ocurría a él cuando era niño.

pero hitler sólo era uno más entre todos los niños alemanes o austríacos, o de donde fueran (españoles, italianos yugoeslavos, argentinos, ingleses...), que habían recibido golpes, humillaciones, abusos y represión hasta un punto en que se destroza cualquier sentimiento que no sea el de agradar al jefe. 
por eso hitler se fue convirtiendo en un monstruo y sus seguidores lo fueron también, fascinados por su fuerza y su inhumanidad. la conocían desde pequeños. convirtieron a hitler en su padre.

en una sociedad como la nuestra es muy difícil educar niños de forma sana. los padres somos lo que nuestros propios progenitores hicieron de nosotros, y nuestros hijos serán el resultado del trato que les demos, y que más tarde ellos impondrán a su descendencia. los niños no tenemos ninguna capacidad para oponernos a las órdenes o dictados de nuestros padres, por tanto pronto aprendemos a intentar agradarlos, por nuestra propia seguridad. la misma razón que daban los alemanes cuando se les preguntaba por qué no se opusieron al fürher.

alice miller cree que podemos intentar romper ese círculo infernal obligándonos a pensar nuestros actos, a ejercitar la crítica con nuestros padres y la autocrítica con nosotros mismos, a conocernos, a sincerarnos con nuestros hijos para que ellos, algún día, puedan sentirse realizados y tranquilos y sean capaces, por fin, de criar niños sanos y felices.

lo social atañe a lo personal. cualquier sistema económico implica un determinado sistema político y social que a su vez diseña los valores familiares. 

y éstos son los encargados de educar a los niños. los que fueron, los que fuimos y los que serán. 
tenemos que pensar muy cuidadosamente en cómo educamos, porque lo que sembremos será  lo que recojamos. y porque lo que se cueza en nuestras cocinas se convertirá en la sociedad en la que habremos de vivir.

martes, 14 de mayo de 2013

qué quieren los nacionalistas

dice roberto l. blanco, catedrático de universidad, hablando de españa en la revista claves, que nuestro país es un estado federal de facto, pero que no lo parece porque los nacionalismos periféricos se empeñan en quejarse de todo. es verdad que cuando habla de los estatutos de autonomía, menciona que se hicieron con los mimbres que la transición permitía, pero, qué demonios, que son de lo mejorcito que se firma en estatutos. 

sin embargo, y aunque obvia deliberadamente explicar lo que supuso esa situación especial transicional, afirma que es puro capricho nacionalista. que en todo nacionalista hay emboscado un independentista malo... pero malo. también dice que los del psoe han hecho de tripas corazón para congraciarse con estos y han llegado a la temeridad de hablar de federalismo... 

termina muy melodramáticamente, vale, no es para menos, con unas palabras de ramón y cajal sobre los españoles. al sabio le dolía que fuéramos una raza peleona y desagradecida (sic: somos incoherentes, indisciplinados, localistas, tornadizos e imprevisores), que nunca sabría orientar el futuro de nuestro solar como lo haría un francés, un italiano, un britano o un alemán. al menos, eso cuenta l. blanco.

no sé qué llevaría al premio nobel a expresarse de tal forma. lo que sí sé es que todos los comportamientos tienen su origen y su causa, incluso el malhadado carácter de los españoles. no es que seamos malos por naturaleza, es que nos han hecho malos a tortas. 

cuando los franceses, italianos, britanos o alemanes, muestran amor y sacrificio por su país, habrá que pensar que quizá su país se lo merezca. quizá cuando los franceses etc... renunciaron a sus fueros locales o derechos antiguos, el resultado les salió positivo. o quizá son gilipollas, no lo sé.

esto no ha pasado en españa. aquí el dominio absolutista se limitó a cercenar todos los derechos de los pueblos sin darles nada a cambio, sólo palos. de forma que todo territorio de españa que conserva alguna traza de personalidad propia, quiere separarse. deben de pensar que para aguantar ladrones, les basta con los del terruño, no les hace falta multiplicarlos. y nunca sus ladrones fueron tan abyectos como los nacionales.

¿por qué iban los vascos o catalanes a renunciar a la soberanía sobre sus prósperos países y dársela a unos reyes extranjeros insaciables en sus peticiones? uno sólo cede un derecho cuando se le ofrece a cambio la pertenencia a otro que le asegura prosperidad, justicia, seguridad. vale, renuncio  a ser cabeza de ratón para ser cola de... de... ¿de león? ja, ni de lagartija.

cosa aparte es el caso de castilla. de las dos castillas. bueno, de las tres castillas si contamos madrid, que lo es. aquí sucumbió todo sentimiento rebelde, aplastado por el peso de la corte y de los cortesanos. 

habiendo hecho una revolución dos siglos y medio antes que los franceses, castilla fue inmisericordemente tratada hasta acabar tan rematadamente enajenada que ha dado en representar el triste papel de palafrenero indigno, de rabioso matón harapiento. de tarugo donde se suben los políticos que quieren gobernar el estado. castilla no les importa nada, sólo la necesitan para auparse. si no, fijaos en aznar.

soy castellana, no me gusta lo que digo, pero admiro a aquellos que sí son capaces de defender lo que les queda. y deploro los artículos previsibles de catedráticos previsibles que no comprenden, oh, qué demonios quieren los nacionalistas.

pues que nos les toquen los cojones, coño, qué va a ser.