domingo, 3 de septiembre de 2017

¿un feminismo de tierra calcinada?

En muy pocos países se vive el feminismo con la pasión con que se vive aquí. Podemos estar hablando durante semanas de una frase dicha por cualquiera, un director de cine, una ministra, un peluquero, un cura, una ganadera o una economista, si alguien ha considerado que había materia. Y es genial que pase esto y ojalá pasara en todo el mundo. Vamos juntas y vamos deprisa hacia… ¿dónde?
Y ahí derrapamos.

Llevamos tanto tiempo enajenadas, alienadas, ajenadas, desentrañadas, extrañadas, que ya no nos acordamos de cómo éramos. Y aunque nos acordáramos ya no tendría sentido volver a aquello porque el mundo mientras tanto se ha movido, ha cambiado, tampoco el varón es el que era, ¿o quizá sí? 

Quizá las mujeres podamos inventarnos, empezar a ser desde el no ser social que no hemos sido. 
Quizá habría que hacer un esfuerzo por rescatar lo que quede de aquella esencia que se reprimió hasta hacerla desaparecer del ámbito social, incluso privado. 
Quizá habría que rastrear lo que fuimos a partir de lo que somos, no para volverlo actual sino para discernir entre lo que somos, lo que queremos ser, lo que otros quieren que seamos y en lo que puede convenir que nos convirtamos.

Hay razones que se contraponen entre distintas posturas feministas y muchas son buenas razones, unas escandalizan a las otras, algunas pueden convivir y otras se anulan, y de todas ellas deberíamos salvar las que nos hacen avanzar sin dejar tras de ellas la tierra calcinada, sin que propongan panoramas de irreversibilidad.

En otro momento diré cuál es mi postura y mi opinión, de momento lo único que quiero es meterme un rato en la piel de las que no piensan como yo a ver si extraigo de ahí algo que mi perspectiva no me ha dejado ver hasta ahora.

Pero me gustaría avisar de una cosa, las mujeres somos un inmenso potencial, no es baladí la cuestión de en qué queremos devenir, los defensores del patriarcado no van a asistir expectantes a lo que, de triunfar, lo enterraría. 
Porque la humanidad se juega mucho en esto.
Todos somos mujeres, por defecto.*


*Debo advertir de que hay quien lo discute.