lunes, 4 de diciembre de 2017

un señor

cuando salgo del portal, la niña mayor me mira con burla aunque estoy segura de que no sabe nada. ella siempre mira con burla, con malicia, sí, es muy maliciosa, hace como que lo sabe todo, que no la sorprende nada pero tampoco es tan mayor como para ser tan sabelotodo. además, no tiene más de 10 años. a los 10 años se saben pocas cosas. más que una de cuatro como yo, sí, pero muchas, no. por ejemplo, sabe más que yo pero estoy segura de que no sabe tanto como mi prima lolita.

como no deja de mirarme le saco la lengua y me voy corriendo a mi casa, con mi puño bien apretado para que no se me caiga nada, eso desde luego, y subo los dos pisos, tuerzo a la izquierda y llamo al timbre.
me tiembla la barbilla.
me abre mi madre, claro, como siempre. sólo de abrirse la puerta ya me roza la nariz el olor de la plancha que es un olor de mis preferidos. tengo otros, claro, las lilas el primero, y después el olor de la sarga apenas mojada sobre la manta de planchar, y el ruidito que hace el hierro tan caliente sobre la tela húmeda. 
mi madre me abre la puerta y vuelve dentro, y yo detrás de ella hasta el cuarto de estar que es donde cose, plancha y escucha la radio. me acerco a ella pero me detiene con un gesto, aparta, a ver si te quemas. no me está mirando, está a lo que está, como suele decir, a lo suyo. primero las mangas de las camisas, las mangas son lo primero, en cosas de esas se ve la que sabe y la que no. 
al cabo de un momento para porque tiene que dejar otra vez que la plancha se caliente en su cuna de resistencias, y aprovecha para ir y volver de la cocina con un tazón blanco amarillento lleno de agua con almidón. 
entonces, por fin, me mira. "bueno, ¿qué, quieres la merienda?"

yo tengo la mano sudada de tener el puño cerrado con mis moneditas dentro, así que lo abro sobre la manta caliente y las dejo encima. y miro a mi madre esperando que me pregunte.

otra vez me tiembla la barbilla.

y ella me pregunta, rápidamente "¿de dónde has sacado ese dinero?" y me mira a los ojos muy fijamente con una mirada asustada, como si yo hubiera hecho algo malo aunque aún no supiera bien qué.
así que le respondo, pero no sé si se va a enfadar o se va a poner contenta. yo creo que se va a enfadar, así que empiezan a caérseme unas lágrimas gordísimas.

"me lo ha dado un señor en un portal".

lunes, 30 de octubre de 2017


MI MEJOR AMIGO


Cuando tenía ocho años y estaba terminando la egb había un compañero del cole que era para mí como  un hermano. Habíamos nacido el mismo día del mismo mes y del mismo año, sólo que a varios km de distancia. Nos encantaba decir que éramos mellizos y tonterías de ésas para sentirnos aún más unidos. Cuando al año siguiente nos tocaba ir al otro centro, sus padres lo enviaron a la ciudad y tuvimos que separarnos. Nos consolamos pensando que con las vacaciones volveríamos a estar juntos y sería como si nunca se hubiera marchado.

El curso que empezaba se presentaba muy solitario para mí pero resultó que apareció una chica nueva, la hija del médico que nos enviaron cuando se jubiló el americano, muy simpática y lista, que me ayudó a llenar el espacio que había dejado mi amigo Dani. Belén se sentó a mi lado desde el primer día y ya no nos separamos el resto del trimestre. Como es natural, durante los recreos, entre las clases, a la salida del cole... nos fuimos informando uno a otra de nuestras vidas y, por supuesto, no quedó detalle alguno de mi amigo que yo no contara a Belén. Tanto fue así que ella esperaba el regreso de Dani tanto como yo. Quizá hubiera debido temer algo pero yo entonces sólo albergaba sentimientos generosos y jamás se me hubiera ocurrido que la llegada de mi amigo supusiera la pérdida de ella.

Sin embargo, eso fue lo que pasó. Dani había cambiado, estaba nervioso, empleaba palabras duras y sucias para referirse a cualquier cosa, discutía mucho y se peleaba con la gente. Yo no lo reconocía casi pero me rebelaba ante la idea de renunciar a él. Todo lo contrario, creía que quien no estaba a la altura era yo, de forma que ante Belén lo excusaba y quitaba importancia a lo que hacía.

Dani se quedó con ella desde el primer momento. Yo me di cuenta enseguida de que no podía competir con él, y también de que él no tenía la culpa, sino que era más fuerte, más guapo, más atrevido que yo.

Pasaron las fiestas de navidad sin vernos apenas. El día que Dani volvía a la ciudad me vino a buscar a casa. Mi abuelo debía de haberse barruntado algo porque lo recibió mal y le dijo que no me cansara con bobadas pero le permitió entrar. Yo hubiera querido odiarlo o reprocharle algo pero lo cierto es que me dio mucha alegría verlo porque lo había echado mucho en falta. Dani ni se fijó siquiera pero me pidió que cuidara de Belén y que podía ser mi novia porque él ya no la quería. Le dije que bueno y también le pregunté si tendría que devolvérsela en semana santa. Dani, que era bastante generoso, me contestó que, seguramente, no.

Desde el día siguiente Belén y yo volvimos a ser amigos íntimos. Yo no me atrevía a decirle la verdad sobre Dani, así que mentía y me inventaba cosas y sucesos que explicaban que Dani no contestara al teléfono. Poco a poco ella se fue olvidando de mi amigo pero yo, no. Quería que volviera aunque me quitara otra vez a Belén, quería que me inundara con su energía y sus locuras y que me contagiara con su alegría.

Cuando llamaron a casa para contar que Dani y toda su familia había muerto en un accidente no me paré ni a asimilar la idea. Salí corriendo a buscar a Belén para que llorara conmigo, pero ella no lloró. Muy seria, me explicó que Dani no había sido un buen chico, que no merecía la pena llorar por él, y para ilustrar lo que decía me contó cómo se reía de mí ante ella y cuántas burlas hacía a mi costa. Me quedé estupefacto, no podía comprender que Belén me dijera aquello e intentara consolarme así cuando se había muerto el mejor amigo que yo había podido tener. Belén no se había dado cuenta de que Dani no era culpable de haber sido el mejor. 
y de que un mejor amigo, aunque se ría de ti, no te traiciona nunca.

domingo, 3 de septiembre de 2017

¿un feminismo de tierra calcinada?

En muy pocos países se vive el feminismo con la pasión con que se vive aquí. Podemos estar hablando durante semanas de una frase dicha por cualquiera, un director de cine, una ministra, un peluquero, un cura, una ganadera o una economista, si alguien ha considerado que había materia. Y es genial que pase esto y ojalá pasara en todo el mundo. Vamos juntas y vamos deprisa hacia… ¿dónde?
Y ahí derrapamos.

Llevamos tanto tiempo enajenadas, alienadas, ajenadas, desentrañadas, extrañadas, que ya no nos acordamos de cómo éramos. Y aunque nos acordáramos ya no tendría sentido volver a aquello porque el mundo mientras tanto se ha movido, ha cambiado, tampoco el varón es el que era, ¿o quizá sí? 

Quizá las mujeres podamos inventarnos, empezar a ser desde el no ser social que no hemos sido. 
Quizá habría que hacer un esfuerzo por rescatar lo que quede de aquella esencia que se reprimió hasta hacerla desaparecer del ámbito social, incluso privado. 
Quizá habría que rastrear lo que fuimos a partir de lo que somos, no para volverlo actual sino para discernir entre lo que somos, lo que queremos ser, lo que otros quieren que seamos y en lo que puede convenir que nos convirtamos.

Hay razones que se contraponen entre distintas posturas feministas y muchas son buenas razones, unas escandalizan a las otras, algunas pueden convivir y otras se anulan, y de todas ellas deberíamos salvar las que nos hacen avanzar sin dejar tras de ellas la tierra calcinada, sin que propongan panoramas de irreversibilidad.

En otro momento diré cuál es mi postura y mi opinión, de momento lo único que quiero es meterme un rato en la piel de las que no piensan como yo a ver si extraigo de ahí algo que mi perspectiva no me ha dejado ver hasta ahora.

Pero me gustaría avisar de una cosa, las mujeres somos un inmenso potencial, no es baladí la cuestión de en qué queremos devenir, los defensores del patriarcado no van a asistir expectantes a lo que, de triunfar, lo enterraría. 
Porque la humanidad se juega mucho en esto.
Todos somos mujeres, por defecto.*


*Debo advertir de que hay quien lo discute.

domingo, 6 de agosto de 2017

ayer fui a ver 50 PRIMAVERAS (aurore), de la directora de cine blandine lenoir y la también directora y actriz, la francesa agnes joui, esta vez sólo en la interpretación.
floja, muy floja.

me reí en varias ocasiones, es amable, se la ve (a la película), preocupada por gustar, se nota que le suenan los aspectos más comunes de la gran temática de las mujeres menopáusicas y postmenopáusicas, pero ahí se queda todo.

la historia itinera de manera errática de ocurrencia en ocurrencia sobre la vida nueva que se abre ante las mujeres una vez se han liberado de las ataduras de los hijos, la apariencia y el sexo... hasta que el colofón final desdice y deshace todo aquello que venía insinuando :

lo que le salva la vida a Aurore es encontrar a un hombre.

ah, y si no es el mejor que puede encontrar, pues el segundo mejor, qué coño.
eso sí, abanico en mano, que las mujeres ya no nos escondemos para abanicarnos.

lástima de jaoui, con lo bien que estuvo "para todos los gustos".

uffff.

viernes, 16 de junio de 2017

soneto desamado

Despídete del día y de tenerme,
Envaina esa mirada codiciosa,
De posesión de esposo sobre esposa,
Pues  nada hay mío ya que quiera concederte.

Sabemos que perdimos hace tiempo
La ocasión de formar un todo alado
Ingrávido, feliz, aventurado
Mentido, como miente el linimento.

No me conoces, mi esencia se te escapa
Y se escapan del hierro las virutas
Que el golpe del herrero al filo estampa.

Y así, talladas en ígneas limaduras
Emergen esas leyes que nos mandan

De dolor componer  nuestra figura.


así que te gusta ensayar un clásico. sí, termino de vestirme, y salgo.
le hizo un gestito, una monería, y se enfrascó en cubrirse el párpado completamente de negro.

domingo, 4 de junio de 2017

Pues amarga la verdad, quiero echarla de la boca


De nada ha servido la ruin experiencia de décadas pasadas,

De nada, el entusiasmo contagioso del primer PODEMOS,

Tampoco, el efecto demoledor de bipartidismos de primeras elecciones,

Ni, de paso, mujeres elegidas por hombres y por mujeres para vivificar ciudades.

Han vuelto la saña, la trampa, la infamia, la argucia, la artimaña

Traspasando  como hojas de acero al partido de nuestras entretelas,

Desgarrándolas, volviéndolas muñones incapaces como aquellos que los blanden

Ante la cara espantada del ingenuo, de la inocente, del iluso, de la entusiasta,


Con el resultado inútil de escandalizar, encanallar y envilecer.


sábado, 13 de mayo de 2017

la necesidad de fidelizar al macho

las mujeres inventamos el amor porque hacía falta alguna estrategia de carácter extraordinario para que la especie, que ensayaba un despegue incalculable, alcanzase su objetivo inmediato: la supervivencia de las crías más allá de un relevo generacional mezquino y claramente insuficiente.

claro está que la especie, como tal, o sus individuos en tanto que individuos, no se plantearon nunca cómo solucionar un problema tan bestia, el de la desaparición de la especie. lo único que se impuso fue una necesidad, y cuando hay una necesidad, pasan cosas. 
jamás pudieron las mujeres de hace 4 o 5 millones de años planear los cambios que llegarían a efectuarse, pero los provocaron. y los provocaron porque tenían una necesidad, la de no perder a sus crías una vez tras otra, después de haber conseguido llevar a término unas gestaciones que a ellas no les salían  gratis.

la situación venía siendo más o menos inestable. rara vez había relevos completos generacionales. las crías solían sucumbir a los ataques que los depredadores efectuaban a ritmo constante, es decir, salvar a una cría del ataque de un depredador se convirtió en el salvar al soldado ryan del momento.

y esto ocurría así porque, como en el caso de los chimpancés, la promiscuidad sexual en el grupo provocaba que los machos se cuidasen sólo de sí mismos y escaparan, dejando tras de sí a los elementos más vulnerables, que eran, siempre lo son, las criaturas pequeñas y sus madres.

fidelizar al macho pareció una buena manera de hacerles participar de la defensa de los pequeños, y tengamos en cuenta que el reto no era fácil: nada menos que conseguir que el sexo masculino, especializado en diseminar por el mundo tantos genes propios como fuera posible, según su biología, se conformara con concentrarlos exclusivamente en una receptora.

no creo que fuera fácil ni, desde luego, rápido, pero fue enormemente eficaz.

para empezar, las hembras de la especie sapiens pasaron a controlar su propio celo, y a emplearlo sólo en los individuos que ellas elegían, a mantener los atributos sexuales visibles y apetitosos, como pasa con las mamas, que no desaparecen tras la lactancia, a practicar el coito cara a cara etc, de forma que el afecto y la adhesión de los varones hacia las mujeres, quedaron finalmente consolidados.


¿y qué recibieron los machos a cambio? pues esencialmente se aseguraron la práctica del sexo. no con la hembra que les apetecía, no tan a menudo como querían, no con la rapidez o ligereza que hubieran deseado, pero practicaban sexo. atrás quedaba, por tanto, el tiempo en que muchos llegaban a viejos sin haber probado una hembra, ya que los dominantes se las quedaban todas. 

no salió mal el trato, se podría decir. 
ambos sexos sabemos que las hembras llevamos a los machos a donde los queríamos tener, cuidando de nosotras y de nuestras crías, y ellos saben que los llevamos al huerto a fuerza de estrategias inteligentes aunque generosas, así es que ni terminan de enfadarse ni de perdonarnos, pero la consecuencia que derivó de todo esto fue tan extraordinaria que a todos y a todas ha terminado de convencer.

se llama cultura.

viernes, 17 de marzo de 2017

la nación de las mujeres.


Ha pasado mucho tiempo desde que las mujeres abandonamos la nación que nos vió nacer, o para decirlo fielmente, desde que fuimos expulsadas de nuestra propia casa, aquella que no dudamos en compartir con todas las criaturas de la tierra porque todas las criaturas están en nosotras y nosotras somos ellas.

Ha pasado tanto tiempo y ha sido tan pesado y tan oscuro el desfiladero por el que aún deambulamos que apenas si recordamos nuestro origen y el origen de las cosas. Apenas, el sol que nos calentaba y la tierra de la que extraíamos la fuerza, la vitalidad y la alegría.

Cuando aún bailábamos alrededor de aquellas cuyos vientres esféricos apuntaban nuevas vidas, fuimos a nuestra vez rodeadas por barbas, lanzas, ojos de piedra y venas palpitantes.

No volvió a nacer niña o niño que no estuviese amenazada o amenazado desde el mismo día de su nacimiento hasta el mismo día de su muerte.

Se borraron las inscripciones que celebraban la amistad y la convivencia, se enterraron las blandas hachas de oro de dos filos, se sepultaron bajo montañas de estiércol las liras y las caracolas y se aniquiló dolorosamente la luz de los ojos, la esperanza de los pechos y la confianza de los corazones.

No faltaron los llantos masculinos, los gemidos animales o los temblores de tierra que suplicaban a las mujeres que salvaran al mundo y fueron muchas las que se enfrentaron con sus pechos abiertos a las miradas imperturbables de hombres que parecían muertos, pero era inútil.

Pasaron todas las eras que representan las casas del zodíaco y las mujeres ya no recordaban a la nación que nos vio nacer, 


pero no todo se había perdido: el mundo palpitaba, la hierba mil veces pisoteada volvía a crecer, las aves se posaban cautamente sobre una rama para mirar desde arriba y tras una duda volvían a entonar su canto.

Entonces se dijo la mujer: nada hay en la existencia del universo ajeno a nosotras ya que ha sido nuestra sagrada necesidad de alimentar y hacer crecer a nuestras hijas y a nuestros hijos, la causa de todo movimiento de la especie humana.

La mujer nombró lo que había en el origen: las aguas, las tierras, las aires, las fuentes, las flores, las ranas y las mariposas, las sierras, las nieves, las profundidades abisales y las de las almas interiores. Y dio la bienvenida al calor del sol que inunda todo unas horas y se aleja otras para que las mujeres recordemos que fuimos antes del sol y después.

Entonces se dijo de nuevo la mujer: si todo esto permanece, no se ha perdido todo.

Si la gente busca el regazo de las mujeres para enjugar su llanto inacabable, no se ha perdido todo.
Si se llora y se combate la injusticia, no se ha perdido el aliento de la mujer.


Si la vida aún palpita, no se ha perdido la nación que nos vio nacer.


lunes, 20 de febrero de 2017

un peso muerto

Un peso muerto
Los humanos somos sociales por naturaleza pero sobre todo por vocación. Ha sido esta vocación de socialización lo que nos ha hecho lo que somos.
Pero ocurre que no todos vamos al mismo ritmo, hay gente que empuja, que inventa, que tira del carro de todos, y hay otros que se dejan llevar, no inventan nada y esperan a ver si a los que se han arriesgado les ha salido bien o mal la aventura para sumarse a los beneficios que la cosa les pueda reportar.
Demostración.
En las últimas huelgas que se hicieron en sanidad, en Madrid, hace unos pocos años, la participación no fue alta, se ha perdido la cultura de la lucha en conjunto, pero aún así, hubo mucha gente que aunque no hacía huelga, sí colaboraba aportando algún dinero a las que sí la hacíamos. Bueno, a las huelguistas nos quitaban bastante dinero en la nómina por cada día sin trabajar, y algunas compañeras que desconfiaban de volver a ser contratadas si se sumaban, o no querían o podían hacer lo mismo, la vergüenza las empujaba a colaborar con algún dinerillo.
Y había otras que aunque se habían jactado de la enorme casa en que vivían su familia y ellas, o el cochazo que habían comprado o las vacaciones marbellíes que gozaban todos los años, no les daba la gana de hacer huelga o de aportar a la caja de resistencia, sin dar explicaciones, cosa a la que desde el punto de vista legal no estaban obligadas, desde luego, pero desde el punto de vista de la decencia no hubiera sobrado lo más mínimo.
Puestas aquí, una se plantearía que, al menos, al finalizar el conflicto y conseguirse lo que se pedía, esta gente desdeñaría obtener un beneficio que no se habían molestado en pelear, aunque fuera por un poco de dignidad, pero eso no lo he visto ocurrir nunca.
Sencillamente, no tienen vergüenza, les mueve aprovecharse del trabajo y sacrificio  de los demás.

Literalmente, son un peso muerto.


domingo, 15 de enero de 2017

¿libres o irresponsables? *

hace dos años murió zigfrid bauman
judío polaco que escapó con su familia a la unión soviética cuando llegaron los nazis a varsovia.
luchó con el ejército rojo, fue profesor en polonia, e israel y por fin se afincó en inglaterra donde dió clases, envejeció, enviudó y murió.

nunca renunció a su ideología marxista, y nunca se sumió en la autocomplacencia de tantos judíos a partir de la segunda guerra mundial.
dedicó su talento y estudios a intentar explicar la modernidad, el consumismo, las clases sociales, el desclasamiento, pero sobre todo
escribió magníficas y sesudas obras políticas y filosóficas para intentar entender y hacernos entender todo lo sucedido durante aquella terrible contienda, sobre el holocausto. sobre las causas del holocausto.

no fue aplaudido por los judíos sionistas a quienes acusó de aprovecharse del sacrificio de tantos para ejecutar innumerables crímenes, como si ya los tuviesen pagados.

su libro, modernidad y holocausto, habla de que éste hay que considerarlo en el marco de la modernidad, como un crimen propio de ésta, de la industrialización y del control del poder de unos pocos sobre muchos, de la irresponsabilidad de un pueblo que cambia libertades por seguridad y confort, y no de un ataque más, peor y más numeroso, pero un ataque más, de los gentiles contra los judíos.
pero, en mi opinión, no halla la causa.

no menciona, por ejemplo, por qué tantos millones de alemanes, y austríacos, húngaros, ucranianos... se apresuraron a presentarse voluntarios para colaborar en la destrucción física de tantos hombres, niños y mujeres de toda condición.

no explica que el sistema organizativo de una sociedad que convierte a cada hombre  en un déspota en su casa, con capacidad de matar o dejar vivir a todos los que con él viven...

...que una sociedad que profesa una religión cuyo dios omnipotente es un varón que no reconoce haber nacido de madre alguna...

...que una civilización que ha impuesto que todos los animales, plantas, tierras, aguas, continentes y océanos pertenecen a algunos varones para que hagan su voluntad en todo el planeta,

no explica, digo, que el holocausto no es ajeno a ese sistema en el que todo obedece al grito autoritario que oyen en casa los niños y que los hace estremecerse de miedo y aprender para siempre a cumplir a la mayor brevedad la orden aullada, y que basta que alguien desde una tribuna, desde un micrófono, detente ese terrible poder para que todo un pueblo corra a ejecutar el paso de la oca.

nada es casual ni espontáneo. los hombres del pueblo judío se apresuraron a construirse como súbditos de un solo dios, abandonando las prácticas religiosas del resto de los pueblos de la región que eran politeístas con deidades femeninas y masculinas.

acuñaron un modelo de vida marcado por la jerarquización masculinodominante, con lo que en la práctica dieron entrada al autoritarismo de un sólo ser. 

y es de observar que desde entonces las mujeres no elegimos nada, se nos apartó de la vida pública, no nos permitieron decidir nada.
nos hemos limitado a sufrir las consecuencias.

*si somos libres tenemos responsabilidad sobre las cosas, si no lo somos, no.