sábado, 29 de septiembre de 2012

la excepción y la norma

llevo dos días dándole vueltas a algo que me roe el cerebro porque no me concuerda.

el martes, día en que rodeamos el congreso en varios círculos concéntricos, dentro los parlamentarios, por fuera la policía, y más fuera aún, los manifestantes, hale, ya estábamos todos, hubo un acto insólito.

pues, cuando la policía se expresó de la manera que sabe, propia de una dictadura, porque no tienen dentro de la mollera que los ciudadanos somos quienes les pagamos, que están a nuestro servicio, y se lanzaron a una acción propia de pandilleros, sin orden ni objetivo, dejando libre su ansia vengativa, se lanzaron, digo, a apalear, aporrear literalmente, a la gente.

así, sin más, gente. pero aquí viene lo bueno. cuando corres porque te persigue un energúmeno sin mente y sin conciencia, te metes donde puedes. y aquí llega el quid de esta entrada.

un hombre de mediana edad, robusto y pálido, se enfrenta a los maderos, y tapando la entrada de su bar con su cuerpo, les impide seguir perpetrando crímenes dentro de su local.

lo surrealista es que se declaró como del pp.

esto es lo que me tiene patidifusa. no que sea del pp, claro, sino que se escandalice de tal manera. ¿pero es que la gente que vota al pp no sabe qué catadura ética tiene este partido? ¿es que la gente no sabe nada de nada?¿por qué coño votan, entonces?

lo de la irresponsabilidad del personal es para hacerse de cruces. este caritativo y valiente ciudadano no se percata de que son la gente como él los que nos llevan hasta donde estamos. siento que mi admiración puntual hacia este hombre, y sincera, se vea oscurecida por la reflexión de que veo más insolvencia que otra cosa. 
me recuerda, lo siento, me lo recuerda, a cuando en la mañana del 24f del 81, fraga estalló con que ya estaba bien y que él se iba a su casa. y ni golpistas ni nada, hombre, que ya estaba harto!

la gente de derechas, cuando se cansa, se quiere ir, echa los pies para arriba y se muestra entrañablemente sorprendido ante la sinrazón. los de izquierda no nos vamos, esa sinrazón nos viene acompañando siempre, y, si nos quisiéramos ir tendría que ser quitándonos la vida. y tampoco, oye, que es lo único que tenemos.

así que, en una reacción primaria e ingenua, me encantó ver a ese hombre, pero en otra, algo más secundaria, vi lo de siempre, que muchos votan la norma para la mayoría y se reservan para sí mismos la excepción. y, cuando les aplican la norma, se enfadan.

ójala se haya tratado de una auténtica toma de conciencia pero de ésas sólo conozco la de... la de...ay ay ay!