domingo, 17 de abril de 2011

prisionera, de nuevo

me pasa casi siempre que empiezo una novela de auster, el escritor norteamericano que nos ha convencido de que es tan imperfecto, tan desgraciado y tan iluso como podamos sentirnos cualquiera de nosotros. el relato de sus meteduras de pata, de sus pequeñas mezquindades, de sus fracasos, nos acompaña y nos impide sentirnos definitivamente solos. es, aunque sólo sea por eso, un gran escritor. además, saca el alma al aire y no esconde las llagas y rozaduras del vivir. es un consuelo. ésta se llama leviatan, no es de ahora, es de hace casi 20 años.

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