en el famoso soliloquio del acto III de hamlet, ser o no ser, el verso que titula esta entrada se cuenta entre otros que, como éste, describen las maldades que el ser humano ha de soportar para estar vivo, para ser, para to be, es decir,
o: "sufrir de la fortuna impía el porfiado rigor,
del fuerte la injusticia,
del soberbio el áspero desdén..."
la otra opción, por llamarla de alguna manera, que nos sirve shakespeare en su dilema, es el no ser, el not to be, o sea,
o: "rebelarse contra un mar de desdichas, y afrontándolo desaparecer con ellas"
porque cuando don william escribió esto no debía de tener un buen día. es implacable, no se hace ilusiones.
el dilema identifica la mansedumbre, la docilidad, y la indignidad con la conservación de la vida, y, por el contrario, la rebelión, la insumisión del alma noble con la pérdida de la misma, al menos, con el miedo a la pérdida. y, de esta forma, culpa a la consciencia de todos nuestros males:
"así, oh, consciencia, de nosotros todos haces cobardes"
y ha sido, sin embargo, gracias a los que no tuvieron miedo, como la especie humana ha cambiado y evolucionado hasta el punto de rebelarse contra su propia naturaleza.
con la actual hostilidad que los envidiosos dedican a los que valen, dudo que ningún simio se hubiera aventurado lejos de los árboles.
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