jueves, 28 de abril de 2011

el pasmo general

resulta que todo el mundo está muy preocupado por la deriva que llevan los jóvenes porque no respetan nada ni a nadie y en el pasmo general que nos domina llegamos a recordar con nostalgia los tiempos en que tu padre te soltaba una hostia y tú, a callar. cuando los profesores te sujetaban de una oreja y elevaban algunos cm del suelo y tú, a callar. cuando un guardia te pedía la documentación porque le daba la gana y tú, a callar.

ah, qué tiempos aquellos. qué respeto y que manera de poner a cada uno en su sitio.

pues, no, meine damen und herren, no eran tiempos mejores, eran el justo reverso de éste que padecemos porque esto pasa a pueblos, a sociedades, que no han alcanzado la mayoría de edad, que no han respirado la libertad inherente a toda toma de responsabilidad, que no saben aún lo que es la ciudadanía, porque este término no describe a la colectividad de ciudadanos, sino que es un derecho que si se tiene te convierte en ciudadano y si no se tiene te mantiene como vasallo. 
bueno, pues nosotros no hemos pasado del estadio de vasallaje. 
seguramente hace falta una revolución (triunfante, claro) que termine con el ancien regime, o antiguo régimen, que decimos los castizos, como hubiera ocurrido de triunfar la revolución de los comuneros en castilla (siglo XVI), y sí ocurrió en francia ( s. XVIII), y antes en inglaterra (s. XVII) con la suya y en gran parte de europa que no tuvo la ocurrencia de expulsar al invasor napoleón de su territorio y con él las nuevas constituciones.

vuelvo a los jóvenes y su perfidia. 
todo el mundo parece olvidar que un recién nacido no tiene capacidad para nada excepto para los poquitos reflejos con los que venimos al hospital, digo al mundo. y que somos los adultos los que construimos al monstruo, lo convertimos en nuestro dios, le enseñamos a maltratarnos, lo premiamos cuando actua bien y cuando actua mal, es decir, lo agasajamos contínuamente como si le debiéramos algo y, final y fatalmente, lo padecemos. 
esto nos pasa por dejar que sea el esclavo el que eduque, que es la mentalidad de la mayor parte de la población. y es que ser persona es una cosa muy complicada: 

hay que vivir como si no nos fuéramos a morir nunca,
hay que amar como si el amor no fuera pasajero,
hay que trabajar como si nos gustara,
hay que portarse solidariamente como si no nos guiaran nuestros genes egoístas,
hay que elevarse por encima de las bajezas como si no nos dominara la biología,
hay que perfumarse como si no fuésemos al váter...

o sea, que es muy complicado, y si encima hemos cobrado de lo lindo en público y en privado, si nos han mostrado a las claras que el que manda, manda, si no nos han permitido nunca, no ya ejercer sino ni siquiera ejercitarnos en la responsabilidad, qué mierda de autoestima vamos a tener para servir de ejemplo a nuestros hijos, que es la única manera de educar a alguien, y, conscientes de ello, hacemos absoluta dejación de, otra vez, nuestra responsabilidad, y !hala! !que los eduque la tele!

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