sábado, 16 de noviembre de 2024

Nulla crux, nulla corona (maría antonieta)

 Marie Antoinette, 1755-1793, Archduchess of Austria, Queen of France, between circa 1773 and circa 1774. Creator: Joseph Hickel. (Photo by Heritage Art/Heritage Images via Getty Images)

De todos es sabido que las mujeres no hemos tenido responsabilidades políticas en los asuntos públicos ya que se nos ha negado tozudamente una participación mínimamente importante en los mismos.

Sin embargo, oh suceso maravilloso, las mujeres han concitado el odio popular en tantas ocasiones como pocas oportunidades hemos tenido de ser merecedoras reales de él.

La Viuda Capeto es una de esas mujeres sin responsabilidad legal alguna; ya que no poseían capacitación legal en absoluto, no obstante lo cual fue condenada a la pena de muerte, y matada consecuentemente, por un pueblo que se compadecía tiernamente de ella en el cadalso, en la misma medida que la detestaba cuando recorría inconscientemente los caminos que la llevaban de París a Versalles y vuelta; y que no obstante fue decapitada por detentar un poder que sólo había aceptado por delegación obligatoria, lo que convierte a esa mujer, y a todas las que comparten y/o han compartido con ella tan trágico destino, en víctima propiciatoria de primer nivel.

María Antonieta, hija de María Teresa de Habsburgo, fue casada a los 15 años con el que pronto sería Luís XVI, rey de los franceses.

 Partiendo de ese hecho, ¿qué jurado tendría el valor actualmente de declarala culpable de lo que hizo, o mejor dicho, omitió, su augusto esposo?

Se podría hablar de qué responsabilidad tiene cualquiera en haber nacido en determinada familia en lugar de en determinada otra, pero de lo que no cabe ninguna duda es de que a esa reina no se le podía imputar otra culpa que la de gastar mucho dinero en sus aficiones y lujos.

La viuda Capeto, como la llamaron desde que su marido, el rey luis XVI fue decapitado, nunca tuvo responsabilidades de gobierno de ningún tipo, nunca, por lo tanto, legisló mal o injustamente, ni tomó decisiones que llevaran al país a la ruina, ni declaró guerras, ni provocó hambrunas, ni dictó normas inhumanas, ni hirió de ninguna manera a sus súbditos, que lo eran por estar ella casada con el rey de francia y no por causa propia, y, sin embargo, fue odiada como no lo fue nunca su esposo ni ninguno de los varones que llevaron al país a la situación de 1789.

¿por qué se odia talmente a las mujeres?

¿por qué se las odia mayormente cuando se ven convertidas en beneficiarias del favor masculino, aún sin su consentimiento, como es el caso de una niña de 15 años, y sin embargo se las compadece y se las quiere cuando no se interpone la presencia cruel y a menudo libidinosa de los varones?

María Antonieta, la viuda Capeto, fue odiada por el pueblo que no la conocía, porque era hermosa, alegre, insensible e irresponsable, es decir, como se exigía que fuera una reina de Francia, pero fue respetada por los pocos que la conocieron durante su absurdo y cruel cautiverio, e incluso compadecida.

no, no hay acontecimiento en el mundo que no esté atravesado por el terrible dictamen masculino, ni mujer en el universo que no constituya una secreta ambición mezclada con pavor para los hombres.

Cuando la reina de Francia paseaba en carruaje, el pueblo era llamado a odiarla por las fuerzas que proyectaban hacerse con el poder, poder que nunca fue de ella sino de su marido, de su suegro antes y sería de su hijo después, cosa que no llegó a ocurrir.

Y cuando hizo su último viaje en carreta hasta el cadalso, la gente guardó silencio y la piedad se apoderó de los presentes, y hasta que algún político gritó Viva la República, así permanecieron.

¿Qué amenaza suponía para Francia una mujer? ninguna.

¿Por qué había que matarla? por despecho.

por haberla deseado, por haberla adorado, por sentirse vulnerables ante ella...

Ese es el único y mortal pecado que cometemos las mujeres, y por él se nos condena.

En la desconocida tumba de María Antonieta, viuda de Capeto, no se alzan

NULLA CRUX, NULLA CORONA.

(ninguna cruz, ninguna corona)  quizá porque ambas son símbolos de poder masculino.

 

viernes, 8 de noviembre de 2024

¿madres asesinas?

 

Madres Asesinas

Hasta la coronilla de observar cómo los ataques a las mujeres, misoginia total, se hacen eco en muchas mujeres.

Tengo que aguantar que en una jornada feminista no se haya pronunciado en toda ella la palabra hijo, maternidad o madre. Sí, en una jornada feminista, porque parece ser que las mujeres detestamos la maternidad.

No sería raro tampoco, el bombardeo antimaternidad es insoportable.

Hasta hace unos años, la maternidad no importaba socialmente casi nada, pero desde hace un par de décadas aproximadamente, desde que los hombres están interesados en ella, el bombardeo a las mujeres sobre la horripilancia que supone tener un bebé ha adoptado proporciones llamativas. Y en esto, el cine lidera.

Podemos hablar de Juno, cuya protagonista, Elle Page, organiza una especie de concurso para decidir a qué pareja le va a entregar a su hijito o hijita. Ahora, ya legalmente Elliot Page, intenta convertirse en varón. Está, como aparece curiosamente en el anuncio del año pasado, entre un tío y una tía, como algo en medio.

Interesante, oye.

Podríamos seguir con Tully, ese engendro de película donde Chralize Theron se empeña en convencernos de que tener hijos es lo peor que le puede pasar a cualquiera.

Curiosamente, ambas pelis han sido dirigidas por Jason Reitman y guionizadas por Diablo Cody. Qué obsesión, diría yo. Diablo hacía alardes hace años de lo bien que le había ido con el estriptease, como a Depentes con la prostitución, más o menos. Los han dejado en cuanto se han forrado, a pesar de lo que las empoderaba ser usadas por los hombres..

Y de ahí para delante. Poco después de Ama, Madres paralelas, La hija oscura, Malas madres, Mamífero, Alumbramiento, Tenemos que hablar de kevin… llegan para todas nosotras La virgen roja y Salve María.

No me creo que todo esto sea algo espontáneo, de ninguna manera.

Convencida como estoy de que el cine ha sido el arma principal de la colonización estadounidense del resto del planeta, las armas también pero sale más caro y es menos eficaz, veo la maniobra a distancia. Están apartando a las mujeres de la maternidad.

Y, como es evidente para cualquiera, (para cualquiera que no sea un imbécil que afirma desear que la especie se extinga), que los seres humanos deben seguir naciendo, la ecuación aparece clara, alejando a los bebés y a la maternidad de las mujeres, el mundo entero puede ser transformado.

Parezca o no raro, las mujeres somos y hemos sido la garantía de la existencia de valores, naturales en nosotras, que los hombres, vestidos de revolucionarios o de curas, han imitado con poco éxito.

Aquí hago un pequeño paréntesis para explicarme.

¿Qué predican los revolucionarios y los curas que no sean los valores que traemos las mujeres de fábrica? ¿La justicia, la compasión, los cuidados, el reparto, la solidaridad, el amor…?

(Los curas hasta se vestían de faldas para suplantarnos. Se quitaron la sotana cuando nosotras empezamos a ponernos pantalones).

Porque la catadura femenina no es cuestión de ideales sino de biología. Las mujeres, determinadas biológicamente para contener en nosotras a uno o varios individuos extraños, nos hemos conformado como seres tolerantes, desde la intimidad de nuestro sistema inmunológico hasta la mesa donde repartimos la comida entre todos ellos sin diferencias. Desde lo puramente físico a lo psicológico.

Este valor es con el que, en definitiva, llevan algunos milenios combatiendo los hombres. Como afirma la magnífica Riane Eisler en El cáliz y la espada, fue necesaria la eliminación de las mujeres como agentes políticos y sociales preeminentes, fue necesaria nuestra discriminación esencial, para poder implantar en las sociedades el resto de desigualdades y discriminaciones.

Las mujeres, como garantía de igualdad, equidad y justicia tuvimos que ser neutralizadas para poder imponer una sociedad jerárquica masculinodominante.

Y, como todo ser vivo tiende a su conservación y reproducción, las mujeres contenemos la capacidad de gestar y parir, a partir de la cual se generaron el resto de características. Así que pasmada asisto al fenómeno que parece ser que ha triunfado en las poblaciones de los países ricos y desarrollados, el rechazo a la maternidad.

Después del desprecio a nuestra naturaleza por parte de los varones durante el ya muy largo patriarcado, las mujeres lo han hecho suyo.

Acabo de ver en cine La virgen roja. Le comentaba a una amiga que querría saber cómo fue realmente el crimen que dio lugar a la leyenda.

La película, dirigida por Paula Ortiz, se basa en el homicidio o asesinato de una chica a manos de su madre.

La película de Mar Coll, Salve María, plantea los deseos parricidas de otra madre recién parida.

La generación femenina que menos hijos ha tenido en nuestra historia encuentra que su expresión artística la lleva a la exposición de casos de Madres Asesinas, por muy minoritarios que sean.

Y pasa con esto como con otras muchas contradicciones que estamos observando estos días, la de que lo que dicen las vanguardias intelectualoides no se compadece ni con la realidad mayoritaria de la sociedad ni con su propia práctica personal.

Es decir, que vuelve a ser mucha ideología woke y poca realidad.

Por supuesto que una mujer no es una mamífera cualquiera, pero tampoco estamos emancipadas de animalidad.

De hecho, y para humillación de muchas feministas que detestan ser madres porque simplemente no quieren, yo suelo chincharlas con el argumento de que ellas no querrán, es decir, su mente no querrá, pero el resto de su cuerpo sí, ya que las prepara mensualmente durante 40 años para serlo.

Y eso cuenta, sobre todo para sentirnos bien o no.

Rompo una lanza a favor de que las mujeres dejemos de creer lo que otros piensan que debemos ser y nos dejemos llevar por lo que nuestros cuerpos nos dictan.

Sin moñerías ni tontadas, las mujeres somos seres importantes, y en nosotras ha recaído la actividad más importante que cualquier ser humano puede ejecutar, LA MATERNIDAD. Así que menos hostias.

viernes, 20 de septiembre de 2024

 MALDITOS TACONES

 

Dos mujeres en escena, 70 minutos sin tregua, texto imparable, tenso, exagerado, no se entiende muy bien esa atmófera asfixiante que envuelve los infinitos reproches que se lanzan una a otra.

Aunque al cabo de un rato se va entendiendo, pero qué necesidad había, digo yo, de contar cosas que 

nunca deberían contarse porque 

nunca deberían tener que purgarse, ya que 

nunca deberían haber pasado.

Sin reventar el final, que se adivina pronto, diré que, aquí, estas dos señoras entaconadas de lo que hablan es de abusos, abusos sexuales, para más detalle. 

Y ese tema, queridas amigas, no tiene tajada buena, como se diría vulgarmente, no tiene por dónde cogerse.

Son tantas y tantas las cosas que las mujeres tenemos que contarnos unas a otras, que por algún lado hay que empezar, y los malditos tacones son tan mala ocasión como otra cualquiera.

tenemos que contarnos muchas cosas que no nos hemos atrevido a reconocernos a nosotras mismas cuando nos ha pasado, y que da mucha vergüenza contar a otra.

porque en el fondo, todas hemos creído que si no lo decíamos,

si no lo explicitábamos, 

si no lo reconocíamos,

el mundo podría seguir girando como si tal cosa, 

pero

No se puede hablar de abusos sexuales y quedarse tan tranquilos, no, señor. 

Cuando se habla de esto todo debería oscurecerse el cielo para que el mundo no viera las malas artes que los hombres emplean para satisfacer su instinto depredador, pese a ellos mismos, y que no se sepa.

Porque los hombres son depredadores y lo saben, por eso no acaban de culpar del todo 

al violador descubierto, 

al violador que se ha dejado coger, 

al hombre no hombre que no se ha controlado lo suficiente como para seguir manteniendo el paripé de que el macho humano es un ser civilizado 

al que se puede llamar varón, 

y por lo tanto merece ser llamado esposo, 

y también ser llamado padre,

y por ello, no ser expulsado del grupo.

Y ellos saben que no lo merecen, hasta los que se comportan civilizadamente saben que se han librado por los pelos, seguramente porque no se les ha presentado jamás la ocasión. 

y quien evita la ocasión evita el peligro. 

Como un potro, todo hombre que nace debe ser domado. No nacen domesticados como los perros. Como mamífero no sería necesaria la doma, pero como mamífero raro, o sea, como hombre, sí.

El varón hizo un pacto extraño con la mujer. La hembra sapiens logró que el macho sapiens se comprometiera a sacar adelante a las crías de ella defendiéndolas y proveiéndolas. 

Y así pasó por milenios.

Pero, reticente en su renuncia, el varón cometió un grandísimo error, el de probar suerte como dictador de la especie 

confinando a la mujer en un lugar sombrío, 

y al hacerlo, ensombreció a la especie entera, 

al mundo en su totalidad, 

y a sí mismos en su oportunidad de trascendencia.

porque un varón que no ha recibido el marchamo de aptitud de parte de una mujer, sabe, y el saberlo lo mata, que jamás trascenderá su situación de macho aspirante.

así que el varón desvinculado de la sociedad, que es la mujer y las crías, es un macho errante sin armas para combatir su lascivia impenitente.

Así que Malditos Tacones no es la mejor obra, ni está inolvidablemente interpretada, pero es imprescindible para todas nosotras.

texto: ignacio amestoy

dirección: magüi mira

actrices: Luisa Martín y Olivia Molina.

  Malditos tacones - Foto