sábado, 30 de noviembre de 2013

picasso o la aventura doblemente parricida


Cada vez que dibujo un hombre, pienso, sin querer, en mi padre. 
Para mí, el hombre es don José, y así será toda mi vida.

Picasso 
john richardson: picasso, una biografía (1991)

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pocos salen ilesos de la tarea. 
si tienes un padre sobresaliente, su sombra será tan densa que nunca florecerás del todo, con suerte, te expresarás con el vigor de un helecho, 
y si no lo es, tu sentimiento de culpabilidad por superarlo te amargará el disfrute, te pondrá en deuda con él y no la pagarás nunca. 

pablo picasso es el nombre que él eligió, el que le pusieron en la partida de nacimiento es bastante más largo, con un montón de santos precediendo el apellido paterno. eligió la matrilinealidad. 

en su infancia, experimentó lo que muchos padres del reino animal, categoría mamíferos, hacen experimentar a sus retoños machos, el reto de su padre a hacerlo mejor que él. lo que sea, a ver.

don josé ruiz era pintor, no lo hacía mal, sólo que se había ido quedando arrumbado su estilo realista, y sus hermosos óleos de palomas sólo adornaban los comedores cursis de la burguesía provinciana. 
cuando tuvo un hijo sintió la espuela del desafío: 

te enseñaré lo que sé y veré hasta dónde llegas.

y lo vió. 
pero siempre hay trampa porque nadie inicia un combate que no cree razonablemente que vaya a ganar.

baste decir que no tendría pablito más de 12 años cuando su padre le entregó sus armas (pinceles y paleta) en sentido de rendición total. gesto cruel y melodramático que se podía haber ahorrado porque su hijo nunca lo retó a él, y no mereció por lo tanto esa exhibición impúdica de despecho. 

sin embargo, no todo lo que empieza mal termina mal, o al menos hay terribles comienzos que dejan en su desarrollo estupendas consecuencias.

pablo picasso no pudo dejar de darse cuenta de que había matado pictoricamente a su padre, y con su padre había barrido literalmente el estilo caduco de la generación anterior porque no se trataba de una especial habilidad con los pinceles sino del aliento que los inspiraba, de la vitalidad que apuntaba y de los vientos del nuevo siglo que sería de los jóvenes. 

demasiada responsabilidad. 
así que mansamente y como un pecador arrepentido pasó el resto de sus días buscando la justificación de tanto asesinato. 
buscó y buscó incansablemente, a pesar de su afirmación de que él no buscaba sino que encontraba, pero no se encuentra lo que no se va buscando porque la atención es selectiva, así que si no sabía lo que buscaba sí sabía que debía hacerlo. 

encontró el germen del cubismo en cezanne y lo desarrolló, el arte ibérico y lo actualizó, la máscara africana, el paisaje de rousseau, utilizó volúmenes y los hizo geométricos, formas y las deconstruyó, prescindió de perspectivas, alineó los planos, retrató... 
y volvió a las palomas de su padre. irónicamente, se convirtieron en su firma y  en nuestro emblema.
y halló el perdón.

picasso mató a su padre, a su pesar y demasiado temprano. aceptar el reto paterno le supuso la pérdida de su infancia. 

nada es gratis, sólo hay que estar dispuesto a pagar.

"A diferencia de la música, no hay niños prodigios en la pintura. Lo que la gente percibe como genio prematuro es el genio de la infancia. No desaparece gradualmente a medida que envejece. Es posible que ese niño se convierta en un verdadero pintor un día, quizás incluso un gran pintor. Pero tendría que empezar desde el principio. Por lo tanto, por lo que a mí respecta, yo no era un genio. Mis primeros dibujos nunca se han mostrado en una exposición de dibujos infantiles. Me faltaba la torpeza de un niño, su ingenuidad. He hecho dibujos académicos a la edad de siete años, con una precisión de la que me asusto'". 
picasso.


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