domingo, 31 de marzo de 2013

ni lo sé, ni me importa.

ser de izquierdas o de derechas no es, naturalmente, una cuestión baladí.

lo es que yo me ponga para salir a cenar esta noche un vestido verde o unos pantalones de pinza, pero ser de una ideología o de su contraria no sólo no es baladí sino que es capital.

y tanto lo es que se esfuerzan denodadamente aquellos que tienen mucho interés en que no pensemos nada de nada a ser posible, y si no es posible tal vaciedad mental, por lo menos que la ocupemos con estupideces inocuas y protocolarias.

hay muchas maneras de situarse en el mundo. dos de ellas son la manera individualista y la manera socialista. y ruego al que lee esto que prive de las connotaciones actuales consabidas a la palabra socialista, tan alejadas de su etimología, y le dé la que se opone a aquel que sólo se preocupa de sí mismo y su propio bienestar.

una puede creer que tiene derecho a ser como a cada cual le dé la gana. yo no lo creo pero podría pasarlo por alto si el individualista fuera consecuente y no aceptara nada de lo que la masa de socialistas han reclamado para todos. como no lo rechazan, en mi opinión quedan descalificados para oponerse.

la cada vez mayor cantidad de personas que exhiben su supuesto apoliticismo me deja patidifusa, que es una palabra que significa quedarse parada de asombro o difusa de patas, digo yo. patidifusa y cabreada como una mona de gibraltar al observar que la desvergüenza del personal parece no tener límite. 

dicen que no entienden de política pero votan. ¿por qué? si no entienden no deberían votar porque a mí, que sí entiendo, me vinculan con su voto. 

y para mayor desgracia, constato que hay un único concepto sobre democracia que sí han entendido, que es el de la mayoría. y como para eterna vergüenza nacional son mayoría los satisfechos ignorantes, los demás, o nos quedamos reconcomiéndonos en un rincón o les hacemos la pelota, que ya tiene lo suyo.

yo me descubro esforzándome por ser inteligible en mis planteamientos, básicos, no creáis, ante una caterva desconfiada y maliciosa de gente variada que en cualquier momento se cansa de escuchar o de hacerme caso y se vuelve a su gran hermano o la oprobiosa actividad que esté de moda en el momento, con la indiferencia olímpica del que no sabe una mierda ni le importa. 

chiste:
- ¿a ti qué te molesta más la ignorancia o la indiferencia?
- ni lo sé ni me importa.

pues eso.

el que sabe algo, el que se ha esforzado un poco por entender el mundo en que vive, es el más trágico personaje de la galería de horrores humanos. obligado por su capacidad analítica a contemplar con cierta sagacidad las cuestiones que le rodean, padece la maldición que apolo echó sobre la cabeza de casandra, la de tener razón pero que no le haga puto caso ni dios. 

da, de hecho, un poco de pena. cuando empieza a hablar, dándose cuenta de que la paciencia del ignorante se colma pitando, intenta desarrollar su argumento a toda leche, mirando horrorizado cómo su escéptico auditorio pierde la concentración y se distrae, así que termina su alocución balbuceando de manera triste y poco brillante, de tal forma que parece dar la razón a los que le consideraban desde un principio como un pelma de cuidado y nada más.

nunca se me olvidará un episodio de una novela de landero en la que un intelectual intentaba dar una conferencia en un pueblo, y al que el auditorio con desparpajo espetó:

¡venga, leches, que es pa hoy!

que los demás no tengan ninguna otra teoría que exponer o debatir, no parece minar su osadía e impertinencia lo más mínimo. en realidad saben que son la mayoría, y que eso va a misa. 

pero que no se engañen ni crean que nos engañan a nosotros. son de derechas.

sábado, 30 de marzo de 2013

los deseos cumplidos

esto no va mejor, para qué nos vamos a engañar.

las semanas santas tienen de por sí muy mala hostia. no hace bueno nunca. esto es así y no merece la pena rechiflarse en la idea. otra cosa muy distinta es que decidamos no pensarlo y nos echemos en brazos del azar con la alegría del irresponsable.

no sé si será cosa mía, a estas alturas me siento tan a trasmano de los demás que a lo mejor no se lo ha parecido a nadie más pero he encontrado la semana insoportable, televisivamente hablando. ¿dónde está ben hur? 

- ya, como si lo estuviera oyendo, pues no haberla puesto.
- ya, digo yo, como si me estuviérais oyendo, y qué demonios haces ocho días en una cocina de pueblo de lo que parece ser la zona más lluviosa de asturias. y no estás en asturias.

pero lo peor es la decepción. mira, una cosa que sí se podía ver en la tele, por su calidad, es la serie de teresa de jesús. y pensando en ella, me acordé de la frase de la que seguramente es autora, aunque a la pobre le pasa lo mismo que a oscar wilde, que se lo atribuyen todo, esa de que se han vertido más lágrimas por los deseos obtenidos que por los que se nos han negado.

la frase tiene una sabiduría tan profunda, tan de andar entre los pucheros, que seguro que es de la santita. qué mona.

creo firmemente que solemos conseguir lo que deseamos de verdad. lo que ocurre es que cuando lo tenemos descubrimos entre admirados y furiosos que no nos hace feliz.

quizá sea una cuestión de dilación entre el deseo y su consecución o que una no sabe lo que le conviene pero tengo comprobado que si bien muchas cosas no somos capaces de conseguirlas, las que deseamos de verdad, sí, y que... basta, no me cambies de conversación.

lo de la tele de estos días está empezando a superar lo tolerable incluso para una sociedad estupidizada hasta extremos... extremados como la nuestra. la tostada de procesiones que nos han programado puede matar a un incauto en pocos días, y aquellos no tan incautos que se libren caerán de patas en los otros programas, los de zombies y vampiros.

¿pero que coño le pasa a todo el mundo últimamente, que se ponen como cabras con esas historietas de muertos vivientes? y conste que no les llamo eso a los espectadores sino a los protagonistas...

pues yo, como soy muy mala, estoy empezando a pensar que no es una cuestión espontánea ni sin relación, sino algo muy buscado y planificado por las fuerzas del mal, entendiéndose por éstas a las del poder humano y palpable, nada de otros mundos.

jesucristo era un muerto viviente, ¿o no? la religión cree en la vida después de la muerte, ¿o no? la gente bebe lo que llaman la sangre de cristo, ¿o no?
los zombies y los vampiros son muertos vivientes, creo. no se mueren nunca sino que salen por ahí de vez en cuando, me parece, beben sangre, estoy casi segura...

ah, qué divertido. 

pues no, de divertido nada. 
no tiene ninguna gracia que se impongan como formas de pensamiento, lo siento, el cine y la tele lo hacen, que se impongan, decía, lo irracional y lo supersticioso por encima de lo racional y lo científico. 
parecerá una tontería pero es muy grave que la gente tienda a creerse lo que no se ha visto ni se puede demostrar que exista porque por ese boquete te cuelan lo que les parezca. 

parecería normal que a estas alturas requiriésemos pruebas o razonamientos plausibles antes de aceptar cualquier postulado, y, sin embargo, el triunfo evidente de las religiones, por ejemplo, o del pp en las elecciones, otro ejemplo, nos demuestra que la gente mayoritariamente tiene tendencia a creer lo que sea si se lo adornan adecuadamente.

y todo esto me deja, simplemente, desolada.


miércoles, 6 de marzo de 2013

¿para qué sirve un recién nacido?

en cierta ocasión, un individuo preguntó al investigador michael faraday para qué servía la ciencia, y el descubridor del electromagnestismo contestó:

señor, ¿para qué sirve un recién nacido?

otro investigador, éste vivo, de lo que me alegro mucho porque es un tío clarividente, richard dawkins, el autor de el gen egoísta, expresó:

si todo se juzga por lo útil, nos encontraremos ante un argumento circular y fútil. tiene que existir algún valor añadido. esta es la razón por la que encontramos justificada la inversión del dinero de los contribuyentes en las artes.
es nuestra contestación a esos bárbaros que piensan que los elefantes salvajes o las casas históricas sólo debieran conservarse si "pueden pagarse el viaje"

es decir, si dan dinero.

naturalmente que las reflexiones de filósofos o investigadores como estos, cuya vida se han dejado, literalmente, en la búsqueda de respuestas para las preguntas que se hace el ser humano, no tiene por qué hacer mella en la mente de un español que se precie de vestirse por los pies. ¡ni mucho menos!

aquí no necesitamos sabelotodos o titiriteros que vivan a nuestra costa, a cambio de sus subproductos culturales o científicos, no, españa no necesita investigar ni reflexionar ni nada de nada que no sea holgazanear y vivir a costa de otro, del que sea.

porque he llegado a la conclusión de que el gran defecto hispano no es la envidia, por más que abunde, sino la holgazanería. sea por deformación histórica o por selección natural, la cosa es que en españa medran los vagos. fruto de la injusticia, con toda seguridad, pero a estas alturas, un poco da igual ya.

que si el castellano se acostumbró a esperar la llegada de la primavera y con un poco de suerte, en sus razzias anuales, le quitaban al moro el oro.

que si allende los mares éste brotaba como por ensalmo y más valía hacerse a la mar y obligar a los indios a que lo extrajeran por ellos que doblar el espinazo con una suerte azarosa.

que si mejor predicar que picar.

que si juegos de manos, juegos de villanos, de lo que se deduce que el que vale no hinca y el que hinca no vale.

así que al español aludido le toca las narices muchísimo que haya gente que no produce, léase los artistas, porque si los demás no producen, de qué demonios va a vivir él. 

¿eh, señor ministro?