martes, 11 de septiembre de 2012

castilla miserable

tengo un dolorcillo insidioso y contumaz que no me deja tranquila.
hoy se celebran un montón de cosas. bueno, algunas se celebran y otras se conmemoran.
los 11 de septiembre parecen tener vida propia y generar por su cuenta acontecimientos luctuosos. claro que lo de luctuoso lo es para uno y no para otro. como casi todo.
para mí, el 11 de septiembre será siempre el del año 1973, cuando el gobierno norteamericano dinamitó, a través de felones nacionales, que siempre los hay y en todas partes, al gobierno legítimo de salvador allende y las aspiraciones más que imprescindibles de tantos pobres e izquierdistas en general. fue en chile.
años después, en otro 11 de septiembre pasó algo gordo en nueva york y washington pero no sabemos qué. la verdad es que no lo sabemos. nos hacen pelis que dicen una cosa, otras la contraria. manipulan tanto que yo creo ni ellos saben bien qué demonios pasó entonces.
lo que nos ha quedado claro a nosotros, y ni te cuento a los afganos e iraquíes, de momento, es que los gobernantes yanquis obtuvieron patente de corso para cualquier atropello de personas y países, y que desde entonces tenemos muchos menos derechos que antes.
si la afirmación clásica de las novelas policíacas a la hora de buscar al culpable es la de que te preguntes a quién aprovecha el crimen, lo tenemos meridiano, ni a los afganos ni a los iraquíes, sino a los halcones, halconcillos y halconuelos de cualquier sitio, pero sobre todo de los eeuu.
pero en el patrio solar tenemos nuestro propio acontecimiento septembrino: la diada de cataluña.
como no soy catalana y no tengo intereses allí, prefiero no meterme mucho. allá cada cual. pero como oigo (no escucho pero lo oigo) todo el rato opiniones sobre la legitimidad o falta de ella de los catalanes para decidir sobre su futuro, pues me encocoro y salto.
¿de cuándo acá, que diría el castizo, no puede un pueblo pedir lo que se le venga en gana sobre su porvenir? 
sintiéndolo mucho, lo que me parece es una triste escena de despecho y celos.
que si "déjalos que se vayan",
que si "verás hasta dónde llegan sin nosotros",
que si "luego vendrán a pedir que les ayude españa..."
triste, muy triste, como digo. y lo siento tanto más cuando ocurre que lo vivo desde castilla.
castilla la heróica, castilla la austera, la de la tierra de soldados y santos. la que hizo a españa y esa misma españa la deshizo a ella. ¡basta!
castilla es una tierra desgraciada, y lo ha sido desde el principio de su propia entidad. desde que reyes y nobles hincaron sus fauces en ella hasta desangrarla. intereses de nobles y de señores que sólo la han utilizado siempre para auparse ellos mismos. aislada y sola en medio de la altura, en mitad de la península, sin vecinos con los que discutir o acordar. inducida a identificarse con el poder, sólo porque el poder se asentaba en ella. sin el consuelo del mar.
la castilla que enterraba a sus mujeres y hombres a los 39 años de media, cuando en la periferia peninsular vivían hasta los 45. la ridícula abandonada con un desplante de novio ante el altar por los que pretendían el poder total sobre los demás reinos peninsulares. la más explotada, la más triste, la más herida y la más vana. por eso rabiamos en castilla cuando observamos con desesperación cómo otros tratan de sacudirse los yugos imperiales*
el antonio machado pasmado de soria exclama:
castilla miserable,
ayer conquistadora,
envuelta en tus harapos,
desprecias cuanto ignoras.
*imperios económicos en la actualidad.

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