viernes, 24 de agosto de 2012

¿cómo explico yo esto?

me veo en un brete.
me asusta estar quizá de acuerdo en un asunto con la derechona casposa y que se enteren mis amigos, así que voy a explicarme.

lo diré de un tirón, a mí lo de la enseñanza separada para niños y niñas no me parece mal.

no me parece mal por unas cuantas razones, porque si no fuera por una cuestión de razón estaría con los míos, pero una es sincera, (lo de ser honesta se lo dejo a mi confesor), y no está obligada a ninguna disciplina de voto, así que puedo decir y sentir lo que me venga en gana.

el crecimiento intelectual y emocional  de los niños y de las niñas es muy diferente entre sí. vamos, que las niñas son mucho más espabiladas y precoces que los niños. 

como el ritmo de una clase, irremediablemente lo marca el más lento, las niñas se ven mermadas en sus capacidades y pudiendo avanzar más, avanzan menos.

como los niños se dan cuenta de que las niñas los aventajan, reaccionan como cualquiera con poca formación (y los niños indefectiblemente están poco formados), es decir, a lo bruto, con violencia.

como las niñas se ven obligadas a enlentecer su ritmo, y eso es una cosa que aburre muchísmo, se dedican a tontear más de la cuenta.

como los niños no las entienden, las llaman zorras.
como las niñas no los entienden a ellos, los llaman bestias.
como los profesores no se toman el trabajo de entender a nadie, los llaman hiperactivos a todos.
como los padres no entienden un pimiento llaman genios a sus hijos y gilipollas a los demás.

por no mencionar la constatación de que por regla general unos y otras no se tratan aunque vayan a la misma clase. va cada sexo por su cuenta, ellos con ellos y ellas con ellas. es decir, que en cuanto pueden elegir, por ejemplo en el recreo o los fines de semana, cada grupo busca a sus iguales. ¿decepcionante? puede...

conste que hablo de segregación sólo en el período escolar y en ese ámbito. sinceramente, la diferencia me encanta. quiero decir que me encanta que seamos distintos, con la diversidad que nos aporta nuestra singularidad cuando se parte de la igualdad de oportunidades.

naturalmente que de adultos no se observa diferencia alguna en cuanto a inteligencia o capacidades entre los dos géneros, pero a esas alturas es de esperar que tanto ellos como ellas hayan abandonado la escuela.

nota: quiero declarar con total seriedad que los profesores me inspiran el mayor de los respetos en general, y los niños la mayor de las ternuras.