viernes, 11 de mayo de 2012

no sos vos... es el sistema

un tal dívar, pez gordo de la judicatura, ha sido el último destapado de la práctica del uso de lo público como propio. o sea, de apandar.
qué extraño. es que parece que sólo llegan al poder los ladrones y desaprensivos. bueno, o eso, o que casi cualquiera en las mismas circunstancias de descontrol total haría lo mismo. porque el descontrol es lo que tiene, que es muy alentador de tentaciones.

el ser humano no es virtuoso por naturaleza. de hecho, ya no está muy claro qué somos por naturaleza, pero virtuosos, no. en aras de la supervivencia, el ser humano puede ser colaborador o competitivo, quizá biológicamente competitivo y socialmente colaborador, quizá sucesivamente una cosa y otra, quizá ...

dejando a un lado a gandhi y... bueno, a gandhi, los demás... pues no. y como lo sabemos, y como somos muy humanos en este sentido, y como el poder cambia a los hombres, y como decía aquel: que dios no nos ponga donde haiga... 
... pues es criminal, estúpido de toda estupidez, doloso en grado sumo, deliberado y planificado para su persistencia, que no se pongan los medios de evitar el robo y mal uso de lo público. no es inocente ni casual que aún no hayamos conseguido que los pongan, porque los que podrían poner fin a este abuso son los que están abusando o en vías de hacerlo, así que mal vamos. no lo verán nuestros ojos gitanos.

pero, una se para a pensar que cada vez que se descubre un escándalo de este tipo, la gente, en lugar de exigir justicia y ejemplaridad, se desanima y aumenta su desidia. es decir, su sensación de impotencia. de impotencia propia y con ello su certidumbre de que "esto sólo se arregla con mano dura".

cuando se colma el vaso de la paciencia de los ignorantes, los tiros suelen ir siempre por el mismo lado. echándose en brazos de un caudillo. la gente, literalmente, clama por un brazo de hierro que ponga orden, ¡ordeeeen! y ante ese caudillo se arrodillan y sacrifican la libertad, la suya y la de todos, o sea, la nuestra.

espero, con toda la ingenuidad que me queda, que los acontecimientos no vayan a ir por donde parece que van a ir, que aún tengamos la necesaria racionalidad para reconducir las cosas de manera poco simplista, que no caigamos en las trampas que nos pone el poder y la manga de idiotas a su servicio...

que este fin de semana se llenen las plazas de todas las poblaciones de todos los países para pararles los piés y ensayar otro sistema. porque ... no sos vos, es el sistema.