martes, 29 de noviembre de 2011

la novela como antídoto

qué aburrimento de noticias y de telediarios. 

a lo mejor esa es la estrategia para apartar a la gente de los acontecimientos cotidianos sin dar la apariencia de hacerlo. es decir, no te escatiman noticias, te dan tantas que empiezas a aborrecerlas. 

en cualquier caso, empiezo a dudar de que realmente aquí interesen mucho las elecciones de países africanos o asiáticos o las vicisitudes de pueblos que desaparecen o están en un tris de hacerlo o de catástrofes de las antípodas, o de lo que sea que nos pilla tan lejos y tan ajenos que no tenemos manera de verificar si son o no ciertas o, de serlo, si nos las están contando mal o bien, de manera interesada o imparcial.

¿qué interés hay en que nos preocupemos tanto por pueblos a quienes nunca conoceremos o por situaciones que nos exceden absolutamente y sólo nos dejan una sensación frustrante y un desánimo generalizado?

estoy esperando el día en que descubran que hay unos marcianos encerrados en una nave espacial  cuyo combustible se está acabando y que depende de nosotros, sólo de nosotros, que se extingan. !!nooo¡¡

como remedio, propongo la lectura. también, las cervezas con los amigos, las charlas, el baile, el yoga, el amor... en fin, muchas cosas. pero, sobre todo, la lectura. para lo demás precisas a otros, para la lectura, sólo a ti misma.

y tengo que volver a russell banks. esta vez la novela se titula como en otro mundo. fue utilizada para escribir el guión de el dulce porvenir, de atom egoyam. no vi la peli pero el relato es, otra vez, magistral. 

te llega, se hunde en ti, te hiere y te cura, te conmueve y te consuela. parecen, mismamente, los mimbres de la vida.