martes, 27 de septiembre de 2011

miénteme, johnny

estoy hasta la coronilla de la fe. de la fe que sea, religiosa o seglar, hombre, me cae peor la religiosa, pero da igual. estoy hasta la coronilla de que mucha gente no encuentre un cierto sinsentido en creer, sabiendo que nos han engañado repetidamente. 
ya sé que con esta introducción, parece que voy por los políticos. pues no sólo,  la verdad es que todos lo planteamos mal desde el principio. 
uno dice, "lo acababa de conocer, no tenía motivos para pensar que me engañaba".
hombre, mujer! lo que no tenías es motivos para pensar que decía la verdad, porque cuesta lo mismo decir una cosa que otra. 
lo que habría que discurrir en cada ocasión es: ¿este tío gana algo diciéndome esto o no? 
y si es que sí, no lo dudes, lo más probable es que te esté contando una de bruce lee. ahora, si no gana nada o tú simplemente no sabes si gana o no... entonces, plantéate tú si te interesa creerle o no, que aquí jugamos todos y hacemos trampas a dos manos. 
y, además, es que no pasa nada. si la especie humana hubiera decidido por referendum prehistórico no mentir, con no haber empezado a hablar, listos. porque la gestualidad la tenemos mucho menos perfeccionada, por eso nuestro perro no nos atiende cuando le hablamos de que lo vamos a mandar a estudiar a oxford, pero no pierde ripio de nuestros movimientos. !nos controla hasta el ritmo cardíaco!.

bueno, pues si es facilísimo mentir y además de lo más corriente, ¿por qué demonios tengo que discutir contínuamente con gente sobre si lo que nos cuentan en las noticias es verdadero o falso? ay, espera, que se me está ocurriendo una razón para ello... es porque nos interesa creerlo. esa es la razón por excelencia, la madre de todas las razones.
y si no me creeis (porque no os interesa, desde luego), bien claro lo deja joan crawford cuando le dice a sterling hayden en johnny guitar:
"miénteme johnny, dime que me amas"

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