el otro día comenté una novela de russell banks y hoy otra.
hubo un país que nació con vocación mercantilista. como los fenicios, según cuentan, pero eso no lo sabemos. de estos sí estamos seguros porque fue total hace dos días, en fin, 235 años, para el caso... su bandera debió haber sido un mostrador de tendero pero le pusieron barras y estrellas.
a la guerra de la independencia norteamericana ellos le llaman su revolución, sólo que como tal se quedó corta ya entonces. promulgaron leyes tan revolucionarias como la de la esclavitud. no la abolición de la esclavitud, sino lo contrario. gran bretaña la abolió 31 años antes que sus independizados hijos.
la novela de banks cuenta de forma poética, eficaz, emocionante, la historia de un tal john brown, jefe blanco abolicionista que fue colgado por intentar liberar a los tres millones de esclavos, negros, claro, que habitaban el eeuu de mediados del siglo xix, la unión, justo antes de su guerra civil o de secesión.
como en todo en esta vida, existe en el libro el fondo y la forma. esta novela es la exposición del alma torturada de uno de los hijos de brown, torturada por el sufrimiento, propio y ajeno, por la presencia avasalladora del padre, y narrada desde las tripas al cerebro, mostrando una prosa ligera y envolvente y profunda al mismo tiempo, tal nuestros pensamientos cuando les permitimos vagar alrededor de nuestras cabezas como una nube de mosquitos sobre una red de pesca abandonada en la arena y podrida.
yo creo que una historia como ésta sólo puede ser contada de esta manera. es una historia revolucionaria en estado puro, en las entrañas y en la piel, contada convulsamente, como se respira y se vive.
por cierto, se titula, rompenubes.
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