jueves, 31 de marzo de 2011

me cuenta mi padre que la otra noche se despertó. como no se dormía dejó que su pensamiento vagara en libertad por su cabeza. fue recordando momento a momento, con lucidez inesperada, cuando a la edad de catorce años huyó de la mano de su madre del pueblo que era el suyo y que nunca más lo sería.
caminando no pocos kilómetros llegaron a la ciudad y de allí a madrid. madrid estaba gravemente herida, como él, y se entendieron.
la madre lo dejó en casa de unos paisanos y volvió al pueblo a esperar noticias de la suerte que esperaba a su marido e hijas mayores que no fue buena.
me dice mi padre que pasó media noche recordando sin amargura y luego se durmió sin sobresaltos.
me parece la vida muy parecida a una noche, y la vejez muy parecida a la infancia, cuando no tenemos capacidad de hacer nada ni cambiar los acontecimientos pasados o futuros. sólo, dejarnos llevar.

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