miércoles, 23 de marzo de 2011

house y los estribos

hace meses que los programadores de la cadena 4 nos tienen castigados sin house, imagino que para ahorrar. pues que se fastidien porque yo había dejado a house hace tiempo, exactamente hace una temporada, o sea desde que el corrosivo médico se enamora de la neumática directora de su hospi. 

el becerro de oro de las audiencias debió mostrar que a los espectadores les gusta más un house enamorado que un house en su propia salsa. algo que, por cierto, no entiendo, porque es contradictorio ¿no? es como si no fuéramos capaces de asumir las cosas en su integridad, quiero decir que la contrapartida del tremendo individualismo de house es la soledad irremisible, nos guste o no, nos angustie o no. antes, los guionistas no eran tan complacientes o los espectadores tan moñas, me parece. el vaquero solitario y desarraigado nunca se quedaba con la chica aunque le gustara mucho porque era un hombre con un pie en el estribo, su hogar era la desapacible montaña y su destino una bala en un poblacho.

vale, volviendo a house, entiendo que hasta un ser rabiosamente racional se vea atrapado en una fiebre irracional como es el amor, que no es lo mismo que el enamoramiento, por cierto. pero de eso a que el objeto amado sea un ser absolutamente convencional y conservador como es miss cudy, media un abismo de incoherencia. y eso no cuela.

me cuenta mi enviada especial en parís que los guionistas de la serie han dado un vuelco a la historia. según las últimas noticias, house se ha casado con una prostituta. bueno, no es que sea revolucionario pero algo más promete porque una prostituta que se precie suele llamar al pan, pan y al vino, vino. como él.

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