se acerca otro 8 de marzo, todos los años hay uno.
y este 8 de marzo también será considerado el día de la mujer trabajadora, o día de la mujer, simplemente, por los periodistas esencialmente, ahora que los sindicalistas están más bien callados.
también este año oiremos cifras estadísticas que nos sonarán tan apabullantes, y anécdotas que nos parecerán tan escalofriantes, que, de nuevo, no penetrarán en nuestra piel. de nuevo nos sonarán ajenas. terribles pero ajenas.
no sé si es más rebelde el que muere por rebelarse o el que se mantiene vivo aunque dócil.
porque el que muere no se rebela nunca más pero puede dejar un recuerdo amargo para los que quedan.
y el que se mantiene vivo pese a todo, se convierte en un testimonio permanente del abuso que se comete con él.
dejemos, pues, ante la duda, que cada cual escoja la manera de enfrentarse a la discriminación.
pero permitid que clame al cielo lo que me duele.
las niñas y niños son violados sistemáticamente por hombres adultos en todos los rincones del mundo.
las mujeres y los niños y niñas son los pobres del mundo.
las mujeres aportan al mundo bondad, colaboración, trabajo, solidaridad, compasión, alegría, sentimiento.
una enorme cantidad de mujeres se ven obligadas a vender su cuerpo y su alma para mantener a sus hijas e hijos.
casi todas las personas que mueren en el mundo pueden contar con la mano de una mujer en su frente, acompañándolos en su fin.
no hay criminal tan execrable que no despierte compasión en el corazón de alguna mujer.
basta.
lamentablemente, tengo la terrible sensación de que los hombres no están a la altura. no les duele en carne propia.
y son carne propia.