Si no puede una morirse
saliendo de tus brazos,
ni sacarte los ojos,
ni clavarte las uñas...
ni retirar los labios,
ni dejarse largo el pelo
porque salí de tus brazos...
yo antes era, qué idiota,
ya casi ni me acuerdo,
pero me suena... celosa,
ambiciosa, pesarosa...
¡divertida!, pero muermo,
como si me sintiera otra.
y...ya casi ni me acuerdo...
¡creía que estaba viva
y es ahora cuando aliento!
Qué error, señores
y señoras del jurado,
porque ahora que he cambiado
es cuando por fin me siento...
¡como cuando estaba viva...!
Tú inspiraste mi vida.
a borbotones negros
anegaste mis bocas,
alisaste mis rizos,
y, siempre con anhelo,
esperé tus consejos
frecuentes, tornadizos.
Nadie me mire nunca,
nadie nunca lo haga
para que yo sepa, en adelante,
cuánta, cuánta negrura
me ofrecías cantando
y con qué sentimiento
alegre corrompías.
Y si no puede una
morirse por tu causa,
por tu causa misma
me traslado en espectro,
y tengo la apariencia
del maniquí ansioso
y vivo, pero muerto.
En fin, querida amiga,
ya no me extiendo mucho,
cuanto me impedía respirar
ha sido subsumido,
y no te digo más,
me veo presentable.
Soy una puta reina,
La reina de los zombies.