la imitación del varón no hace a la mujer.
ya se sabe que hay dos feminismos que avanzan en paralelo, cada cual bien pertrechado de razones, el feminismo de la igualdad y el de la diferencia.
no sé si se tratará en realidad de dos fases del mismo y único feminismo, es decir, el primero sería el único posible en estos momentos y el segundo sería el objetivo final. creo que esto lo firmábamos todas.
pero, lamentablemente, no es este el dilema que se nos plantea. el feminismo de la igualdad está cerca de ser logrado en plano jurídico, el más importante, quizá, no hay que empeñarse en ver el vaso medio vacío.
no, pero la batalla nos la están ganando en la realidad social. pongo un ejemplo, que me veo un poco oscura.
de todos es sabido que los yanquis perdieron la guerra contra el vietnam y se tuvieron que largar con el rabo entre las piernas. bien, pocas décadas después, están ganándoles la batalla financiera y sociocultural.
las mujeres vietnamitas gustan de teñirse el pelo de rubias y operarse la cara para parecer menos orientales.
¿de qué les sirvió, por lo tanto, su victoria?
a esto me refiero. yo lucho por un feminismo que mantenga la diferencia de las mujeres. podría ser al revés pero lo cierto es que la norma es el varón, así que nosotras somos la diferencia.
nuestra manera de pensar es diferente.
nuestra manera de trabajar es diferente.
nuestra manera de relacionarnos es diferente.
nuestra manera de crecer es diferente.
nuestra manera de madurar es diferente.
nuestra manera de ver el mundo es diferente.
nuestra manera de crecer es diferente.
nuestra manera de madurar es diferente.
nuestra manera de ver el mundo es diferente.
nuestra manera de follar es diferente.
nuestra sexualidad es de inicio lento, aceleración progresiva y climax laaaargo.
la de los hombres es lo contrario, urgente al inicio, rápida en progresión y fulminante al final.
ni mejor ni peor, cada una obedece a su biología. los estudios muestran que las mujeres acometemos el sexo con más agresividad que hace pocos años pero nos sentimos culpables.
en lugar de reforzar nuestra autoestima, los ligues rápidos nos la destruyen. somos meras imitadoras del comportamiento masculino, en lugar de recuperar el control de nuestras vidas, dejamos que sea el mercado sexual quien lo haga, y lo cierto es que nuestro valor en el mismo ha descendido.
en lugar de reforzar nuestra autoestima, los ligues rápidos nos la destruyen. somos meras imitadoras del comportamiento masculino, en lugar de recuperar el control de nuestras vidas, dejamos que sea el mercado sexual quien lo haga, y lo cierto es que nuestro valor en el mismo ha descendido.
no me gustan las imágenes que nos vemos obligadas a mirar contínuamente en todo tipo de mercancía de ficción, películas, anuncios...
en ellas, las mujeres se comportan como dicta el tópico de los peores hombres, agresivas, ensimismadas, usan el cuerpo de ellos como consoladores, son finalistas sin pararse en preparativos... y, por último, dejan tirada a su pareja sexual con una mirada de desprecio como despedida.
todo esto supone la imitación de lo peor de los hombres pero es que, sobre todo, nosotras no somos así. actuando de esta manera traicionamos nuestra biología, nuestra psicología, y lo sufrimos.
la frustración, la insatisfacción, el autodesprecio... forma parte de ese sufrimiento.
en ellas, las mujeres se comportan como dicta el tópico de los peores hombres, agresivas, ensimismadas, usan el cuerpo de ellos como consoladores, son finalistas sin pararse en preparativos... y, por último, dejan tirada a su pareja sexual con una mirada de desprecio como despedida.
todo esto supone la imitación de lo peor de los hombres pero es que, sobre todo, nosotras no somos así. actuando de esta manera traicionamos nuestra biología, nuestra psicología, y lo sufrimos.
la frustración, la insatisfacción, el autodesprecio... forma parte de ese sufrimiento.